En este artículo os contamos cómo detectar si has sufrido un esguince de tobillo y algunas de sus características. Si es así, te explicamos qué hacer con un esguince de tobillo: el tratamiento más adecuado y la importancia de acudir a un especialista en fisioterapia.

¿Qué es un esguince de tobillo?

Los esguinces se producen cuando, tras una posición forzada de una articulación, se produce una distensión o sobreestiramiento de los ligamentos de la misma. Esto ocurre normalmente tras un traumatismo.

En el caso de los esguinces de tobillo, los más comunes son los que se producen en el ligamento lateral externo, que unen el peroné con diversos huesos del pie, propiamente dicho. Esta lesión suele producirse por un movimiento denominado inversión (es decir, cuando la punta y el interior del pie miran hacia dentro) poniendo en tensión los haces del ligamento lateral externo.

Hay diferentes grados

  • Grado I: El ligamento se sobreestira, produciendo una inflamación en huevo de paloma en el maléolo externo del tobillo (es decir, en la punta del peroné).
  • Grado II: si el sobreestiramiento prosigue, se producirá una rotura parcial, apareciendo además un hematoma o equimosis en toda la zona, comprometiendo más a los ligamentos y a la articulación.
  • Grado III: rotura completa de los ligamentos.

En el caso del grado III, la solución suele ser la cirugía para poder recuperar la estructura. En los casos de grado I y grado II, el tratamiento suele ser conservador, aunque difiere el tiempo de recuperación entre uno y otro, siendo el de grado I el que tiene mejor pronóstico que el de grado II.

¿Qué hacer cuando tenemos un esguince de tobillo?

Tras haber acudido al centro sanitario de referencia para realizar el diagnóstico de la lesión, en las primeras 24 horas lo más recomendable es la aplicación de un vendaje compresivo, acompañado de elevación del pie (ponerlo en alto) y realizar movimientos del pie, siempre y cuando no haya dolor. Puede aplicarse hielo en la zona afectada durante 5 minutos, para producir un pequeño efecto de analgesia, varias veces al día.

A las 48 horas, ya podemos ir al fisioterapeuta, para que valoremos la movilidad del pie y aplicar diferentes técnicas, como por ejemplo:

  • Vendaje funcional: es un vendaje que permite la movilidad del pie excepto la que ha producido la lesión.
  • Movilizaciones del pie para restaurar la movilidad.
  • Técnicas para restaurar la movilidad de la rodilla, la cadera y la pelvis.
  • Drenaje linfático, para reducir la inflamación
  • Ejercicios de propiocepción: adaptados siempre al estadio de la lesión, para retensar los ligamentos afectados.

Cabe decir que la inmovilización total solamente estaría indicada en un esguince de tobillo grado III. Sin embargo, la movilización precoz en los grados I y II está totalmente indicada y es beneficiosa para la correcta recuperación de la articulación. Y, en eso, los fisioterapeutas tenemos mucho que ofrecer.