El bruxismo supone una contratación mantenida y recurrente de los músculos oclusores de la mandíbula (maseteros, temporales, digástrico y pterigoideo medial), provocando una sobrecarga en estos, con su posterior fatiga y con su consecuente dolor.    

Esta alteración provoca consecuencias funcionales en gestos relacionados con la actividad orofacial: Las actividades que se pueden ver afectadas pueden ser la masticación, deglución o incluso el hecho de hablar. En definitiva, el individuo percibe que no puede abrir bien la boca. Esta limitación en la apertura que, suele ser uno de los síntomas más referidos por el sujeto que padece bruxismo, se puede objetivar (este déficit) si la persona no es capaz de introducir al menos 3 de sus dedos posicionados de forma vertical en su boca. 

El bruxismo puede aparecer durante el día o frecuentemente por la noche. Esta expresión clínica suele estar vinculada a alteraciones en la mordida, posturales, biomecánicas (alteraciones musculares, articulares y/o neurales) y aspectos de estrés psicoemocional. En la mayoría de los casos se prescribe una férula de descarga o de reposicionamiento articular, pretendiendo así interferir en el contacto de las piezas dentales (por tanto su desgaste y permite la necesaria protección de éstas). Pero si el problema se perpetúa aún así, será necesaria la aplicación de un tratamiento específico temporomandibular, que aborde el sistema neuromuscular y articular de forma específica. En este tratamiento temporomandibular se efectuarán tanto técnicas de inhibición muscular (relajación muscular) como normalización del movimiento articular de la mandíbula, entre otras. Pero también, será de gran importancia el trabajo de “ regresión de hábitos «, ofreciendo al paciente estrategias para dejar de apretar durante el día, que luego repercutirán en una reducción del apriete nocturno. Ocasionalmente la intervención psicológica será de gran utilidad.

En Fisioexpert somos especialistas en el abordaje del bruxismo, normalizando la tensión a este nivel, y enseñando al sujeto que lo padece a ser consciente de este apriete, con estrategias concretas para dejar de sobrecargar estos músculos. Además, trataremos la clínica asociada a este cuadro, como pueden ser cefaleas, vértigos, zumbidos en los oídos… No tienes que ser bruxista de por vida. Tu problema puede tener solución.